La clave es la educación

 En Abogados, IPJM, Menores, Psicología jurídica, Violencia sexual

Hace unos días, aparecía en prensa que la Audiencia de Alicante había condenado a un hombre a penas que sumaban 180 años de prisión por producción y distribución de vídeos pornográficos en los que aparecían menores de edad. Tras los análisis de los forenses, el tribunal concluía: «no nos hallamos ante un supuesto en el que pueda afirmarse que el acusado carecía al tiempo de los hechos de las capacidades necesarias para entender la ilicitud del hecho y obrar conforme a la norma. Así, rechaza que «los evidentes rasgos de personalidad ‘extraños’ del acusado, que como afirma el forense en su informe requieren tratamiento psicoterapéutico y psicofarmacológico para evitar peligro propio, merezcan en este caso ser elevados a la categoría de alteración psíquica con trascendencia penal en el sentido solicitado por la defensa».

Lo que el tribunal nos quiere decir es que esta persona entiende lo que hace y lo hace de forma voluntaria. Esto siempre genera en la sociedad la misma respuesta o expresiones: es un enfermo, es un psicópata, es un degenerado. Lo cierto es que, posiblemente, no sea ninguno de los tres. Estas personas adolecen de patología y lo que les impulsa a realizar estos actos son el poder, la humillación, el dominio sobre la otra persona y el sexo, no necesariamente en este orden. Muchos de ellos han sufrido violencia por parte de familiares, amigos u otros , tanto física, psicológica como sexual y pueden haber tenido relaciones difíciles con las mujeres. Aún habiendo podido sufrir todo esto, nunca es un motivo atenuante para la conducta que realizan con posterioridad.

Como sociedad solo podemos prevenir este tipo de delitos desde la educación, es decir, desde la familia, el entorno que rodea a la persona y en los centros escolares. Es posible si se educa en valores.

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