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 En IPJM, Psicología jurídica, Violencia de género, Violencia sexual

Hace unas semanas aparecían los datos relativos a 2018 que el Ministerio del Interior elaborar cada año y que hablaban de una subida del 22,7% en agresiones sexuales, esto es 1.702 casos, frente a los 1.387 de 2017.

La pregunta que nos viene a la mente es ¿qué es lo que falla para que se cometan agresiones o abusos sexuales y los perpetradores sigan pensando que violar es gratis? Día a día se realizan multitud de esfuerzos para hacer entender a la población que la mujer no es un objeto y que estamos cansadas de que se nos trate como tal. Cuando buscamos la raíz del comportamiento que hace que los hombres tengan ese pensamiento sobre las mujeres, nos viene a la mente la educación que han recibido, pero no solo es la educación, también es el contexto en el cual viven esas personas.

El problema no es sólo la agresión o abuso sexual que pueda sufrir una mujer por el mero hecho de ser mujer, sino los feminicidios, el acoso o la discriminación. Se están endureciendo las penas porque es la única forma que se obtiene a nivel penal para poder hacer entender a la población masculina que este no es el camino.  Este endurecimiento lleva anexada la “perspectiva de género” que no es más que la agravante de la alevosía y que su finalidad, es hacer ver que, en la mayoría de los casos, no es posible la defensa de forma simétrica por la persona que sufre el delito, en este caso la mujer.

La sociedad está contestando de forma masiva y la ira que sufren las mujeres se está transformando en poder, pero no en un poder en contra de los hombres, si no es un poder que los haga entender que tenemos que ir juntos en la misma dirección, solo así podremos acabar con esta situación.

Tamara Peral. CV-10891

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