Los detectives privados y su relación con los procedimientos de familia
Cada día es más frecuente ver entre los profesionales que acuden a una vista judicial a un detective. Estos profesionales necesitan obtener un “Diploma de Detective Privado” para poder ejercer y su correspondiente licencia. Este título se obtiene en la Universidad.
Su trabajo -lejos de pensar en un seguimiento a tu pareja por una supuesta infidelidad, alguna empresa o a un particular por algún motivo relacionado con el dinero -, consiste en vigilar a uno de los progenitores con el fin de ver si cumple con lo establecido o para comprobar si hace lo que dice hacer. Uno de los ejemplos más claros lo encontramos con el horario laboral, esto es, observar si el padre o madre trabaja las horas que dice y a veces donde dice. Otro sería ver si vive con otra persona o qué nivel de vida lleva. Este último es muy común porque si se alega que la persona no tiene los medios económicos necesarios pero luego lleva un “tren de vida” elevado, algo no nos cuadra, ¿no?
El trabajo que realizan se basa en pruebas objetivas, es decir, toman fotografías, graban vídeos o estudian cualquier documento del que puedan obtener algo que se pueda sustentar ante un juez. Al finalizar el trabajo, redactan un informe donde aparecen detalladamente todos los movimientos que se han efectuado para conseguir la información. De hecho, su prueba es tan importante que ante ella nadie puede negar la evidencia.
Existen ciertos casos en los que el valor probatorio de la prueba no sería posible. Estaríamos hablando de amistad o alguna relación de carácter contractual hacia la persona que contrata o, por ejemplo, que el profesional no estuviera legalmente habilitado.
Para obtener más información sobre el trabajo que realizan estos expertos, se puede visitar la página oficial Colegio Oficial de Detectives Privados de la Comunidad Valenciana