Reflexión sobre el Caso Nadia
Este es uno de los casos en los que la población se vuelca dando fondos para que un niño o niña pueda tener beneficios en relación a su enfermedad. En nuestro país, las personas se solidarizan con este tipo de causas e intentan dar lo mejor de sí para ayudar en lo posible. El problema es cuando aparece este tipo de titulares El juez inmoviliza las cuentas del padre de Nadia y todo se viene abajo. A nivel psicológico no podemos calificar a estas personas sin haberles hecho un estudio previo, todo lo demás sería crear información que no ha sido contrastada. La respuesta a esto es que la gente desconfía y perjudica, sin querer, a padres que piden por sus hijos y lo obtenido, lo gastan en ellos, en sus caros tratamientos.
Si no era suficiente el desfalco creado, aparecen titulares como El juez abre una nueva causa a los padres de Nadia y ya da comienzo a una de las partes más escabrosas del ser humano. En casa de los padres aparece información que podría llevar a una explotación sexual de la menor. Los comentarios por parte de los vecinos empiezan a salir desde lo más profundo “hay cosas que no son normales, es como que el padre duche a la niña, a partir de una edad no es normal…” es el escarnio público al que se enfrentan los padres de Nadia. La gente se agolpa para ver a los progenitores a la entrada del juzgado y son grabados por dispositivos móviles con el fin de guardar el momento.
Lo más triste de todo es que hay una menor que ya tiene edad para ser consciente de todo lo que está pasando a su alrededor, y cuya enfermedad, sin cura pero con tratamiento para paliarla, sigue adelante.
Los padres siempre repiten, que todo lo mejor que tienen, se les da a los hijos. ¿Y qué pasa cuando no es así? La respuesta sólo la tiene la menor.