Redes sociales, ¿aliadas o enemigas?
Parece casi imposible explicarles a nuestros hijos que hace unos años vivíamos sin internet, sin smartphones, sin tablets,… Cuando teníamos que hacer un trabajo del colegio o del instituto nos pasábamos horas consultando unos libros enormes que adornaban los salones de nuestras casas o teníamos que ir a la biblioteca para buscar la información que necesitábamos en las enciclopedias.
Con la llegada de internet hemos ahorrado mucho en tiempo, papel, tinta… A golpe de «click» obtenemos toda la información que necesitamos en cualquier sitio y desde cualquier dispositivo móvil, ya no es necesario estar en casa para usar el pc. La verdad es que supone todo un adelanto.
Unidas a la implantación de internet llegaron las redes sociales, cada vez más numerosas y más usadas por adolescentes y jóvenes. Las redes sociales e internet nos abren una ventana para que nos podamos comunicar con nuestros amigos y familiares desde cualquier parte del mundo, compartiendo fotos, archivos e información con ellos. Esto se puede volver en nuestra contra ya que, igual que nos ofrece muchas ventajas, también esconde el peligro de un mal uso que puede tener consecuencias muy graves.
Es importante que como padres tengamos una buena comunicación con nuestros hijos, escuchándoles y alertándoles de lo que pueden o no pueden hacer con el uso de internet y las redes sociales. No se trata de prohibir, sino de informar y aconsejar, por ejemplo, la información que se puede compartir y la que sería conveniente no revelar.
Algunas de las redes más utilizadas por los jóvenes son facebook, instagram, twitter, snapchat, whatsapp…
Hace poco me encontré con una adolescente de 15 años, teníamos un trabajo entre manos y hablando me contó que había encontrado el amor de su vida por whatsapp. Mi ignorancia me llevó a pensar que era alguien conocido, ya que yo hablo con mis contactos pero, cual fue mi sorpresa cuando descubrí que no se habían visto en la vida: se conocieron «chateando» en un grupo de whatsapp de desconocidos agregados por terceras personas. Nunca se habían visto en persona. Empezaron a hablar fuera del grupo, era todo ideal, él le dedicaba palabras muy bonitas y ella siempre estaba disponible para hablar cuando él quería. Pasaron los meses y ella cada vez estaba más enamorada. Las conversaciones se alargaban. Llegaron a verse por «video llamada» y un día quedaron en un concierto para, al fin, verse físicamente. Ella se puso sus mejores galas, no podía dormir los días previos, pero el encuentro no fue como ella había imaginado. Esa noche le rompieron el corazón ya que él acudió acompañado por su novia, con la que se reía de la ingenuidad de la menor.
Esta es una historia «suave» de lo que puede suceder en internet. Nos podemos encontrar con historias mucho más graves: abusos sexuales, pederastia, sexo con desconocidos, grupos de acosadores, historias de bullying que salen de los colegios para publicarse por la red. También se dan casos de parejas en los que uno de los miembros emplea las redes sociales para controlar al otro vigilando con quién habla, cuándo se conecta, compartiendo fotos y videos comprometidos…
Los medios de comunicación se han hecho eco en diferentes ocasiones de los peligros que corren los jóvenes por la influencia de las redes sociales, que incluso en alguna ocasión han llegado a acabar con la vida del/la usuario/a. Un ejemplo lo encontramos en los desafíos que se cuelgan en la red social instagram, desafíos que ponen en riesgo la salud de los jóvenes al promocionar la extrema delgadez. Hay varios ejemplos que se hacen virales poniéndose de moda en poco tiempo:
- conseguir rodearte con el brazo por detrás de la espalda y llegar al ombligo.
- lograr que la cintura sea más estrecha que una hoja de papel.
- mostrar el hueco de la clavícula.
- que los muslos no se toquen entre sí.
Se crea una necesidad de contar toda la vida en las redes intentando idealizarla, buscando una perfección que no es real o un ideal de belleza imposible e inexistente. Se publican fotos para obtener el máximo de seguidores posibles, la mayoría de las veces estas fotos son de contenido erótico realizadas por menores de edad. Es habitual que los menores de edad falseen sus datos personales, sobre todo su fecha de nacimiento, para crearse perfiles en las redes sociales, realizándose esto con la permisividad de dichas webs.
Otro ejemplo del peligro de las redes sociales es la captación de menores por pederastas a través de facebook, donde les piden fotos mediante engaños o utilizando una identidad falsa y así poder satisfacer sus deseos.
Éstos son algunos de los motivos por los que es fundamental enseñar a nuestros hijos a hacer un uso adecuado de las redes sociales y de internet, enseñándoles a ser críticos y a diferenciar que no todo lo que está en la red es cierto o tiene una base científica, desconfiar de la gente que no conocemos o de las páginas que nos piden datos personales. Es decir, cualquiera puede colgar cosas en la red, pero eso no significa que sea cierto o que lo tengamos que seguir.
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